Además, la cara frontal del frasco, con un perfil cóncavo, presentó desafíos para el proceso de decoración. La forma irregular trajo obstáculos específicos para la serigrafía en todas las versiones, requiriendo precisión y habilidad técnica. La pintura interrumpida en los laterales añadió un toque distintivo, destacando aún más la complejidad y la maestría involucradas en la producción de estos frascos exclusivos.
El resultado final es más que un envase refinado, es una expresión tangible de las complejas capas y matices de las fragancias Salvatore Ferragamo, encapsulando la visión artística y técnica de Wheaton en la fabricación de envases de vidrio excepcionales.