Con una propuesta vintage, que recuerda a las botellas de farmacias antiguas, tiene un diseño de boticario casero. Su diseño fue pensado para tener menos masa de vidrio que una botella tradicional, lo que reduce el consumo de agua y energía en un 30% en la emisión de CO2. La terminación roscada permite la recarga del producto. Recargar un producto es una invitación a cambiar el comportamiento de los consumidores, animándolos a reutilizar los embalajes por más tiempo, reduciendo la generación de residuos.