
La colección marca el regreso triunfante de la marca al escenario de la perfumería

Los frascos fueron diseñados para evocar la sensación de cashmere en la piel, ostentando una silueta esculpida que recuerda a un tejido fluido.
Concebidos para sugerir este balance, las paredes del envase exhiben movimientos delicados que simulan el drapeado de un vestido atemporal de Donna Karan.
Minimalista, moderno y con un lujoso fondo grueso, el envase de vidrio invita al tacto.
¡Una celebración de la sofisticación y la elegancia contemporánea!